Los músicos que acompañan al protagonista van tomando sus posiciones y hay que destacarlos: la acordeonista y vocalista Leah Harmon, Alexander Noice a la guitarra, y la base rítmica de los gallegos A Veces Ciclón, el batería Marcos Junquera y el contrabajista Xavi Muñoz. Enseguida apareció Dorian Wood, enfundado en una camiseta decorada con la palabra “Maricón”, diseñada por él mismo, la única referencia a su activismo, imposible ser más directo, no hace falta más. Desde el principio ya te da la sensación de que lo que vas a ver es diferente, pero no lo que se viene encima. Dorian no va a tocar ningún instrumento, y esa ausencia de piano va a diferenciar sus discos de su directo de manera harto sensible (sensible, si, creo que esa va a ser la cuestión)
En los primeros compases empiezo a pensar en Leonard Cohen, Nick Cave, Jeff Buckley, este sobre todo por el sonido de la guitarra de Alexander, pero de repente empiezan a tocar “Glassellalia”, y el maravilloso duo que interpretan la alegre Leah y el dramático Dorian hace que todo eso carezca de importancia, dejo de pensar que escribir, porque va a ser imposible reflejar lo que ocurre, y comienzo a sentir, entro en una especie de trance, sin poder articular palabra. Javier y yo nos mirámos con total incredulidad. Al terminar el concierto no me pude levantar del asiento, no lo hice hasta que apareció Dorian saliendo del backstage, entonces me acerqué a él y le di un abrazo, así, sin más, a toda su enormidad, más grande aún en talento que en físico. Cuando llegué a mi casa estaba exhausto, cercano a la catarsis. Quizá todo es tan sencillo de explicar como que las circunstancias de cada uno son fundamentales en momentos así.
En realidad, si lo pienso,
Dorian solo es un tipo que canta canciones, que sí, que lo hace muy bien, que
tiene una maravillosa voz, una banda que le acompaña a la perfección, con una
Leah que le da un juego maravilloso en los duetos y los coros. Si, un concierto
magnífico, como otros muchos, seguramente hasta mejores si me apuras. ¿Qué
pasó, pues? Que no es cierto, Dorian Wood no canta canciones, Dorian Wood ES la
canción, Interpreta y se mete en ella con tanta intensidad que, al terminar
necesita unos minutos para recuperarse, pero lo más increíble es que esa
intensidad te la transmite y tú te conviertes en la canción también, y acabas
tan destrozado como él.
Y esto lo consigue un tipo
que aparentemente, y en los estándares en los que nos movemos, es el
anti-frontman sin embargo, su falta de
pudor y complejos, que muestra una determinante seguridad en si mismo, su cercanía,
su simpatía, su enorme personalidad, su manera de hablarnos en esos descansos
entre las canciones y su sincera emoción, multiplicada por la conexión que siente
con Madrid explican algo mejor que algo así ocurriera
Lo he intentado,pero me he quedado muy lejos de transmitir ni la mínima parte de lo que sentimos esa noche.No se si Dorian Wood me
volverá a causar el mismo terremoto emocional la próxima vez. Más de 25 años
asistiendo a conciertos me dan la experiencia suficiente para saber que este
fue una de esos momentos especiales, mágicos, que ocurren una vez en la vida y se quedan
contigo para siempre.
Fotografías:Javier Luzuriaga
PD: Gracias a Myriam Guerrero y sus bicicletas por esta noche inolvidable